En el Niño que nace en Belén, celebramos el valor sagrado de la Vida

8° Día: “Contemplamos a Jesús esperando nacer para ser recibido y acogido a la vida en el corazón de la familia humana”

Jesús se dispone a dejar la cuna que lo cobijó durante nueve meses. El útero de su madre ha sido alimento, abrigo, amor y ternura. El mismo abrigo de amor y ternura que Jesús necesita y espera para ser recibido a la Vida en su fragilidad de niño.
Jesús percibe de los corazones de José y María ese amor. Aún siendo Dios,
sabe que necesita de su acogida y cuidado amoroso. La misma que espera de cada uno de nosotros, su familia humana, para habitarnos. Acogida y cuidado que todo hijo que llega a la vida necesita para nacer y vivir.

Nos ilumina la Palabra de Dios: “Vino a los suyos y los suyos no la recibieron. Pero a los que la recibieron, a los que creen en su Nombre les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.” (Jn 1,11-12)

Nos enseña la Iglesia: “ Todo hombre abierto sinceramente al bien y a la verdad...puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su fin natural (...) Por eso, toda forma de amenaza a la dignidad y a la vida del hombre repercute en el corazón mismo de la Iglesia...y la compromete en su misión de anunciar el Evangelio de la Vida por todo el mundo y a cada criatura.” (EV 2.3)

Para que recemos en el día de hoy:
- Que en nuestra Patria, nuestros gobernantes y legisladores, velen con
fidelidad por el primer derecho humano, que es el derecho a nacer y ello se vea plasmado en obras de amor y de ayuda para la vida.
- Que todo niño sea acogido con amor a la vida.

Padre Nuestro – Ave María – Gloria

Oración
Jesús, Dios hecho Hombre en el seno purísimo de María Virgen, que en esta Navidad nos regalas nuevamente tu Vida, haz que todos los que creemos en Ti descubramos el valor sagrado de toda vida humana desde que es concebida y sepamos vivir y anunciar con la tierna firmeza del amor tu Evangelio de la Vida a todos los hombres. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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