En el Niño que nace en Belén, celebramos el valor sagrado de la Vida

6° Día: “Contemplamos la humanidad Divina de Jesús que se alimenta y crece en el seno de su Madre”

Jesús se alimenta y crece en la mejor cuna que es la profundidad del seno
materno. Su Mamá María le provee todos los nutrientes necesarios para su
crecimiento humano. Ella como Mamá también crece con el crecer de su Hijo. Es Dios mismo quien la alimenta con la fuerza de su amor divino para su crecimiento en la vida de gracia. Jesús crece para nacer, María para la
maternidad más plena y perfecta. Ambos se alimentan y crecen para enseñarnos la perfección en el amor. A imagen de Jesús, cada niño en gestación necesita del alimento de amor de sus padres para crecer y desarrollarse. Su necesidad de cuidado es a la vez, una invitación para cada mamá y cada papá a crecer cada día más en el amor.

Nos ilumina la Palabra de Dios: “Tus manos me formaron, me plasmaron... Me revestiste de piel y de carne y me tejiste con huesos y tendones. Me diste la vida y me trataste con amor, y tu solicitud preservó mi aliento” (Job 10,8.11-12)

Nos enseña la Iglesia: “...el apoyo y la promoción de la vida humana deben realizarse mediante el servicio de la caridad, ...se deben poner en práctica formas discretas y eficaces de acompañamiento de la vida naciente, con una especial cercanía a aquellas madres que, incluso sin el apoyo del padre, no tienen miedo a traer al mundo a su hijo y educarlo.” (EV 87)

Para que recemos en el día de hoy:
- Que alimentados por la Eucaristía también nosotros podamos crecer en la
firme convicción de adherir plenamente a la Vida y ponernos a su servicio.
- Que cada niño desde el mismo instante de su concepción reciba en el seno de su familia el alimento y el amor necesarios para nacer, crecer y vivir según el plan de Dios.

Padre Nuestro – Ave María – Gloria

Oración
Jesús, Dios hecho Hombre en el seno purísimo de María Virgen, que en esta Navidad nos regalas nuevamente tu Vida, haz que todos los que creemos en Ti descubramos el valor sagrado de toda vida humana desde que es concebida y sepamos vivir y anunciar con la tierna firmeza del amor tu Evangelio de la Vida a todos los hombres. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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