En el Niño que nace en Belén, celebramos el valor sagrado de la Vida

4° Día: “Contemplamos la Divinidad de Dios que toma forma en cada órgano del cuerpo humano de Jesús”
En su quinta y sexta semana de vida humana, el cuerpito de Jesús empieza a formarse y a crecer vertiginosamente. Toda la potencia creadora del amor de Dios toma forma en cada órgano de su cuerpo. Es el tiempo en la que cada órgano, miembro de su Cuerpo Divino, se forma para ejecutar las funciones que posibilitarán que este Dios niño al nacer y crecer pueda cumplir su Misión Salvadora.
Así en cada niño en gestación, creado a imagen y semejanza de Dios, contemplamos su obra divina y su llamado a cumplir una misión “única y exclusiva” en su plan de amor.

Nos ilumina la Palabra de Dios: “ Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el seno de mi madre: te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras!” (Sal 139,13-14)

Nos enseña la Iglesia: “...tantas páginas bíblicas que con respeto y amor hablan de la concepción, de la formación de la vida en el seno materno...¿cómo se puede pensar que uno solo de los momentos de este maravilloso proceso de formación de la vida pueda ser sustraído de la sabia y amoroso acción del Creador y dejado a merced del arbitrio del hombre?” (EV 44)

Para que recemos en el día de hoy:
- Que al contemplarte formándote humano, nos descubramos nosotros
criaturas creadas y formadas a tu imagen y semejanza, gloria de Dios viviente.
- Que la sacralidad de tu pequeño Cuerpo Divino nos lleve a valorar y
dignificar nuestro cuerpo humano como templo vivo de Dios para llevar a cabo nuestra misión de vivir en el amor.

Padre Nuestro – Ave María – Gloria

Oración:
Jesús, Dios hecho Hombre en el seno purísimo de María Virgen, que en esta Navidad nos regalas nuevamente tu Vida, haz que todos los que creemos en Ti descubramos el valor sagrado de toda vida humana desde que es concebida y sepamos vivir y anunciar con la tierna firmeza del amor tu Evangelio de la Vida a todos los hombres. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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