«Déjense reconciliar por Dios» nos recordaba el P. Reynaldo en la celebración de la Misa de este 5° día de novena... Déjense reconciliar, dejensé «misericordiar»... y sean reconciliadores y «misericordiadores». Nuestra Patria, nuestra ciudad, nuestras familias necesitan hombres y mujeres que se gasten totalmente por reconciliar, que se jueguen la vida haciendo presente la misericordia ahí donde falta. Y la fuerza para poder vivir esto la encontramos en la Única Fuente de la que podemos beber... en la Cruz de Cristo, esta Cruz que exaltamos, este madero de Amor, desde el que se derrama la Gracia y la Misericordia... es en Cristo y sólo en Él que, por su gran Amor, porque se entregó para reconciliarnos con Dios y así abrirnos las puertas de la Misericordia, podemos nosotros hacer misericordia a nuestros hermanos.
Que Jesús siga derramando su Amor y su Misericordia para que nosotros podamos Amar y Misericordiar a nuestros hermanos.
María, abrazanos con ternura, y regalanos un Corazón semejante al tuyo.
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