Hace pocos días tuvimos la gracia de vivir, como Iglesia Latinoamericana y caribeña, un paso de Dios muy grande... entre los días 31 de enero y 5 de febrero se realizó en Costa Rica, en la diócesis de Cartago, el II° Congreso Continental Latinoamericano de Vocaciones. Fue un acontecimiento en el que nos pudimos encontrar toda la Iglesia
Queremos agradecer de modo especial a todos los servidores (más de 600 voluntarios) que hicieron posible que pudieramos vivir este Congreso. Así mismo, agradecemos a todas las familias que pusieron a disposición sus casas y sus tiempos para que los congresistas pudiesemos alojarnos y sentirnos "como en casa". Gracias a cada familia, a cada persona con la que pude compartir este tiempo... gracias a los jóvenes con los que me encontré en estos días y compartirmos parte de nuestras vidas... y muy especialmente gracias a la familia Araya Molina... Tere, Roberto, Allan y Xenia (en ellos está incluida todo el resto de la familia), que me abrieron las puertas de sus casa y de su corazón.
Este Congreso fue sólo un paso más, que se une a lo que venimos caminando en nuestras comunidades, pero también que nos desafía para seguir construyendo el Reino de Dios, para continuar ayudando a que cada joven descubra el llamado de Dios, ese proyecto que le dará plenitud a su vida, en la entrega generosa, sea en el ministerio sacerdotal, en la vida consagrada, en la vida laical, de toda su vida en favor de los demás.
Para los que les interese, pueden descargar el Mensaje Final del Congreso.
Sigamos tirando nuestras redes... sigamos rezando por las vocaciones... sigamos pidiéndole al Dueño de la mies que envíe operarios, porque la cosecha es mucha.
María, Madre de todas las vocaciones, ruega por nosotros.